Las huellas... el Ser inferior y las Sanaciones espirituales








  Un asunto que todos tenemos... "las huellas", el Karma. 
 

Como bien dice Jose Mª Jiménez Solana en su libro de Sanaciones espirituales:

         Las huellas son patrones energéticos negativos que están adheridos a la estructura energética como garrapatas emocionales y para soltar estos anclajes hay que transmutar e iluminar la carga energética negativa que conllevan, lo que puede llevar años a la psicoterapia tradicional, porque el diálogo terapéutico no es suficiente para sanar en profundidad, ya que se produce a nivel mental, en un nivel de conciencia ordinario de la realidad consensual, a través de la mente racional y discriminativa, y sólo incide en la superficie del problema, rascando sobre ella repetidas veces; es insuficiente para perforar la barrera de la mente discriminativa, pasar a la dimensión espiritual y llegar al hecho nuclear inicial que originó el trauma, incidiendo directamente sobre su equipaje de emociones negativas para iluminarlas y sanarlas.
        La sanación espiritual prescinde del lenguaje terapéutico y de la herramienta del lenguaje y actúa directamente en la dimensión espiritual a niveles superiores de conciencia, transmitiendo hacia el paciente la energía espiritual necesaria para actuar directamente sobre la carga negativa inicial, transmutándola y sanándola desde el origen.
        La terapia de sanación espiritual realiza una limpieza inicial de la energía tóxica que hay en torno a la huella y después trabaja en un nivel más profundo de conciencia, borrando cualquier energía negativa del hecho nuclear.
 
        Y en el libro de Susan Thesenga “Vivir sin máscaras” leemos:
Cada vez que hemos escogido el miedo, la venganza o el adormecimiento en lugar del amor, el valor y la conexión, hemos congelado un trozo de nuestra alma. Esta energía vital contraída es el Ser Inferior del alma. Lo llevamos a cada vida como un pedazo de equipaje compacto, con el fin de, eventualmente, enfrentarnos con él y liberarlo.



Ahora podemos volver a la experiencia relatada en el post anterior , “el aguador”, y reflexionar así:

Acaso sería que la huella que hizo en la conciencia del “aguador”, el apego a la cajita, lo que se estaba expresando en vida presente como la dependencia de pagar para ser escuchado?
o dicho de otra manera; la huella del apego a la cajita generaba el enganche perfecto para que la proyección del “amo de la fuente” agarrara tan fuerte su cuello, que dirigía su vida?

Puede ser, el caso es que este caballero consiguió tomar las riendas de su vida y, todavía tiene más aventuras por contar...


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